Reconozco que no me agrada para nada pintar con torno.
Supone estruendos, nube de pintura y el consecuente polvo, aparte de lo complicado de adecentar después la pistola.
Es de ahí que que en el momento en que me charlaron de los sistemas de pulverización Wagner los ojos me hicieron chiribitas: ofrecen las peculiaridades de acabado de un torno, mas en una herramienta tan compacta como una vaporetta. Esto es, te dejas atrás el enorme y estruendoso torno para tener todo en tu mano.
Las chicas de Handbox me lanzaron un reto, que probase este producto y que afirmara si deseo ser embajador de la marca Wagner en España. Ser embajador de marca supone una movida, te comprometes a abanderar la marca, representarla y ser el más duro control de calidad. Imagina como fue mi contestación, mas tienes mi resolución al final del blog post.
Así es como llegaron a mis manos dos herramientas de pulverización de pintura, una más grande, para pintar paredes tanto de interior como de exterior (ya la testé en mi terraza y es fantástica) y la otra más compacta todavía, Wagner W100, con la que me he lanzado a pintar las puertas interiores de casa.
Os la presento:
Os charlaré de los beneficios de la Wagner:
Apenas pesa, y su ergonomía deja que no se canse el brazo al pintar.
Su depósito puede llegar a cobijar 800ml de pintura.
Apenas crea nube de resto ni expande en demasía, el chorro es necesario y regulable.
Su limpieza es de lo más fácil, al tener un mecanismo poco complejo.
Tan simple como cargar de pintura y disparar!
Además, para pintar las puertas he elegido una pintura Bruguer especial para puertas, cuyo acabado es satinado y al aplicarlo con pistola queda tal y como si verdaderamente la puerta estuviese lacada, una maravilla, oiga!
Prometen que no amarillece y que es resistente, eso lo voy a ver en un tiempo, mas lo que sí pude revisar es una alta cubrición (con una sola capa ya se veía el blanco limpio) y su poder de autonivelarse, eso desea decir que queda plano y suave al tacto. 
Dicho esto os dejo el vídeo en el que la pruebo por vez primera en la puerta del despacho, mas deciros que esa tarde pinté otras tres sin apenas esmero. Con lo que lógicamente me declaro desde ahora #WAGNERLOVER y #wagneradicto
