Aunque esta predisposición del sofá no acostumbra a darse en los salones más pequeños; sí la vemos, en cambio, en las estancias en las que disponemos de más metros cuadrados. Poner el sofá haciendo de línea divisoria entre la zona de estar y la zona de comedor, por poner un ejemplo, es un recurso frecuente y muy atinado para repartir el moblaje en esta estancia. Mas cuando esto sucede, es recomendable rebajar la “dureza visual” que -a veces- presenta la espalda de un enorme sofá a la vista. Cuando no hay limitaciones de espacio de ningún género se puede poner una consola o bien aparador tras él, con unas lámparas y algún bodegón decorativo. Mas cuando tampoco disponemos de tanto espacio detrás, el recurso de la manta… ¡es ideal! Con este fácil truco de estilismo damos textura al espacio y creamos cierto contraste entre las dos piezas que hacen el entorno considerablemente más rico y atrayente al ojo. Mirad si no estos ejemplos… Y, si os persuaden, os dejo más abajo 6 opciones de mantas que pueden conjuntar a la perfección con vuestro sofá conforme su color.
¿Y ? ¿Sois de los que tenéis la espalda del sofá a la vista? ¿Os semeja este truco de la manta un buen recurso al que recurrir?
