Diana es lectora de El Mueble desde bien joven. Pasaba horas al lado de su madre con un ejemplar entre las manos, imaginando de qué manera sería su porvenir hogar. Hasta el momento en que llegó el día. Cuando conoció a su marido, David, le contó que tenía un terreno en Argoños (Cantabria). Los dos lo tuvieron claro: era el sitio idóneo para hacer realidad su sueño. Iban a crear la casa de sus sueños dese cero.
Empezó una temporada realmente bonita, mas intensísima y de mucho trabajo. David diseñó el exterior de la casa y eligió los materiales. Al tiempo que Diana, todavía estudiante universitaria, desconectaba en clase dibujando en su bloc de notas cuadriculado de qué manera serían las estancias por la parte interior.
«Cuando comenzamos a diseñar los planos elegimos muchas ideas de la gaceta. Mi madre y examinamos los números viejos que teníamos en casa y fuimos apartando aquellas fotografías que iban con mi estilo, ¡tenemos decenas guardadas!», explica la anfitriona. «Todo nos resultaba hermoso y al final este ha sido el resultado».
Diana abre las puertas de una enorme habitación y se sienta en el sillón, cerca de la chimenea. Es uno de sus rincones preferidos. Confiesa que las noches de invierno con el fuego encendido son mágicas. Ahora son familia abundante y gozan mucho de sus 3 hijos en esta estancia.
La decoración del salón es muy agradable y también invita a quedarse horas alrededor de la mesa de madera. «Lo cierto es que pasamos un buen tiempo acá jugando con juegos de mesa, charlando o bien tomando algo acompañados de amigos», cuenta Diana.
La casa está distribuida en 3 plantas, de unos cien m2 cada una, donde la madera y los muebles blancos son un básico. Incluso la enorme escalera del recibidor de madera obscura tiene barandillas blancas. Cuando llegamos a la cocina, nos fijamos en un detalle: los estores plegables con flores.
El estampado vernal combina con los muebles de la cocina y aportan un toque campestre que da mucha personalidad. La entrada de luz se proyecta en la alacena (asimismo blanca) para crear una atmosfera todavía más cálida. Es un sitio ideal para gozar de una relajada sobremesa, ¿verdad?
En el dormitorio, un punto de contraste: el cabecero de la cama con capitoné blanco sobre una pared grisácea y techo abuhardillado. ¿Otro flechazo? La esquina de lectura con silla beis y brazos de madera.
La habitación tiene un extenso vestidor con guardarropas en tonos madera y mucho espacio de almacenamiento. ¿El sitio preferido de Diana? La habitación de su hija. La decoró misma con mucha emoción en un instante muy especial: uno de los pilares de la casa de sus sueños.