La lectora Mónica jamás imaginó que cambiaria su modo de vida urbanita por una casa con huerto en plena naturaleza. Fue cosa de Emilio, su marido. Es ingeniero, mas procede de familia de ganaderos y labradores y su vínculo con el campo es inherente: lo lleva en los genes.
Convenció a Mónica para mudar el pisito que compartían en la villa de Madrid por una enorme casa con jardín donde poder ir incrementando la familia. Dicho y hecho. Sus 2 hijos, de trece y once años, han crecido entre aire puro y cosechas de temporada. ¡Tienen un huerco ecológico en el jardín!
La lectora vivió en 6 residencias ya antes de hallar «la casa». Llevaba años cogiendo ideas de El Mueble para diseñar su hogar ideal. Y lo logró. ¿Un caso? La esquina de lectura. La luz entra por el ventanal, las vistas al campo son infinitas y la silla beis con acabado de madera te invita a perder la conciencia del tiempo.
¿Otro ejemplo? Nos trasladamos hasta la increíble cocina abierta con isla en el centro y fregadero integrado. Fíjate en las lámparas negras suspendidas. ¡Qué maravilla!
Pero la pasión de Mónica por el interiorismo viene de mucho antes: «Tenía una tienda de tendencia y decoración infantil en la villa de Madrid y ahí me pasaba horas y horas, poniendo la ropa y los muebles». Lo cierto es que nosotras nos pasaríamos horas en su dormitorio. Es una esquina verdaderamente idílico.
La pared con papel pintado hace de cabecero. Algo que se repite en las habitaciones de los peques. Que, quien sabe, si cambiarán pronto. Pues lo de desplazar muebles es un especial pasatiempo que sostiene actualmente. «Mi familia me riñe por el hecho de que estoy continuamente mudando las cosas de lugar…», sentencia la anfitriona.
Aunque pueda semejarte extraño, llevan poco tiempo arreglando la casa y confiesa que todavía les queda mucho trabajo para finalizar. Avanzan sin pausa, mas sin prisa. Pues gozar de estos atardeceres en este porche… relaja a cualquiera.