Belleza inaudita, inesperada, insólita y diría que con un punto de incredulidad cuando ves la foto del «antaño» (la tienes al final) de este hogar que ocupa un antiguo sótano pegado al mar en Barcelona. Dicen los creadores de esta absoluta maravilla, Raúl Sánchez Architects, que hubo que tener mucha paciencia -y yo añado que grandes dosis de valía e imaginación-, para conseguir venir a este resultado, que todo secara, que el cambio fuera posible. La gran humedad era al parecer el decano obstáculo a vencer y lo consiguieron gracias a un ingenioso sistema de ventilación y deshumidificación y a varias capas de impermeabilización. Pese a que el cliente quería que esos 55 m2 fueran un espacio casi completamente extenso, al final se optó por separar ambientes con unas paredes curvas de madera que no llegan al techo y tras las que se «esconden» baño, cocina, habitación, vestidor… El blanco sirve para reverberar la luz que se cuela por el techo y este minimalismo radical no puede irle mejor. Wow.
Fotos: José Hevia · Bloque: Raúl Sánchez Architects · Ingeniería: Marés ingenieros