Durante esta temporada en la que hemos debido mudar nuestro modo de vida y amoldarnos a una forma nueva de hacer las cosas, hemos podido ver con pero claridad lo que nos circunda. Es una ocasión para poder reconsiderar nuestras costumbres y acotar que es lo que deseamos para nosotros.
Normalicemos que podemos vivir nuestro mejor instante en cualquier edad. Vivimos en un planeta en el que continuamente somos juzgados por la edad, juzgamos nuestras capacidades y nuestro estilo de hacer las cosas en muchas ocasiones basados en la edad en la que estamos. Tener veinte años no es homónimo de tener vitalidad o bien no tener capacidad para tomar resoluciones y tener cincuenta años no es homónimo de estar acabado y no haber llegado a hacer muchas cosas.
Normalicemos que podemos hacer muchas cosas en cualquier edad. Podemos hallar el amor cuando tengamos cuarenta. Descubrir nuestros suenos y intentar alcanzarlos en a los treinta. Podemos toparnos a nosotros y nuestro propósito en los cincuenta. La vida no termina en los veinticinco como muchos pensamos. Y no estas obligado a haber conseguido “todo” a los veintinueve.
