Si antes de la llegada de la pandemia ya te planteabas la posibilidad de ser una obsesa de la limpieza, seguro que ahora lo has constatado. Pero como no queremos generarte más sofocación, te proponemos un plan de lo más divertido: repasar una a una en clave de humor, las cosas que solo te ocurren cuando eres una adepta a la limpieza. ¿Qué nos aseveras, te animas? 😏
Tu colección de guantes de látex supera a los de lana
Qué placer, qué confort, qué calma sientes al ponerte tus guantes de… látex. Sí, esos que tienes en diferentes colores y grosores, perfectamente etiquetados para cada labor de limpieza, pero… ¿Quiénes somos nosotras para juzgarlo? Tras todo, ¡también fantaseamos con la limpieza!
Te sentirías más cómoda si tus visitas llevasen trajes de desinfección estilo Chernóbil
En cuanto terminas de limpiar tu casa, sientes más paz que el Dalai Lama en un templo budista. Es como si tu hogar se convirtiera en una nave espacial 100% blindada y protegida de las amenazas del exterior, pero cuando recibes la visita de algún amigo o familiar… Ay… Cualquier día de estos te dará por adquirir un bulto de trajes de desinfección en Amazon, ¡y lo sabes!
Tienes zapatillas hasta para el fontanero
Si hay dos cosas que tienes claras en esta vida es que la tortilla debe llevar cebolla y que en tu casa no entra ni Rita la portera sin antes haberse descalzado. Por favor, ¿qué guarrería es esa de pasear por casa con los mismos zapatos que han recorrido la urbe de arriba abajo? Exactamente de ahí que, siempre y en toda circunstancia y en todo instante tienes en tu mueble zapatero uno o dos pares de zapatillas de pasear por casa para cuando viene el fontanero, el de la caldera, el carpintero… Si dependiese de ti y no quedase tan extraño, ¡se las pondrías hasta a los repartidores de pizza!
Algunos son intolerantes a la lactosa, lo eres a las máculas de polvo
En cuanto limpias el espejo del baño y pasan dos minutos, las máculas de polvo vuelven a hacer su aparición estelar, y te entran unos picores que no se calman ni con un litro de aloe. Reconócelo, sientes aversión por las máculas de polvo, te imaginas esas pequeñas partículas invadiendo cada rincón de tu hogar como si fueran parte del abanico de Alien. Te recomendaríamos poner en práctica la meditación, pero sabemos que no tiene antídoto… 😝
Reservas una vajilla singular para tus visitas
No nos referimos a una vajilla singular en plan más bonita o lujosa, sino a una vajilla que guardas únicamente para tus visitas y que jamás se te ocurriría emplear por pánico a las bacterias que hipotéticamente seguirán vivas tras cincuenta programas del lavavajillas. O cuando menos, eso es lo que piensas .
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